Porque Nuestra Vida Cambia para Siempre...

La muerte de un Ser querido, especialmente la muerte de un hijo, cambia nuestra vida para siempre.

Nuestro diario vivir y sentir se desploma por completo; el dolor y muchas emociones más nos acompañarán en este nuevo proceso, en este no deseado caminar e inevitablemente nos cambiará para para siempre, pero al mismo tiempo nos obligará a mirar hacia nosotros mismos, hacia nuestro interior que nos permitirá adentrarnos en una experiencia de crecimiento y autoconocimiento y en este nuevo andar, atravesaremos un túnel por demás largo y obscuro, matizado de días con alguna calma y otros de mayor tristeza... A la vez que transitaremos sentimientos, pensamientos, conductas y actitudes que de cada uno de nosotros dependerá su duración, frecuencia o intensidad.

Esto no significa de ningún modo, que ya nada nos podrá hacer sonreír de nuevo o que no tendremos la capacidad de disfrutar de los momentos maravillosos que la vida nos permita y ofrezca, al lado de nuestros Seres queridos, esto simplemente significa que jamás volveremos a hacer la misma persona que fuimos antes de que todo esto sucediera pero que igual seguiremos siendo, viviendo y agradeciendo por los momentos por venir pero con un "mirar" diferente.

No permitas que el gran dolor que tienes, quite la humanidad que hay en ti.

"Que el Amor que concebiste y conociste a través del nacimiento de tu hijo/a germine y dé frutos".

Rocío Montiel.